-¿Y qué pasará cuando nos encontremos de nuevo?
- Hoy puedo decirte con una certeza absoluta que no lo sé…
Esta vez nuestra despedida ha
sido mucho más brutal que en ocasiones anteriores y con repercusiones
inimaginables.
Sí, sé que ya antes habíamos pasado por esto.
Que no es la primera vida que echamos a la basura por un berrinche tuyo
o por un apetito mío.
Sé que ya nos habíamos mandado al demonio con fuerza mucho más
enfermiza que en esta oportunidad…
Pero…
¿Sabes?
Hoy tus reclamos fueron distintos..
Hoy si puede saborear las amarguras y una decepción sin paralelo.
¡Y déjame decirte que realmente hoy no tenías razón alguna para
hacerlo!
Pero bueno….
Lo que se hizo, ya no tiene remedio…
-¿En verdad crees eso?
-Si… Y es que a diferencia de otras ocasiones, no me invade la congoja
ni la culpa ni el remordimiento.
Es extraño…
Espera… Ven… Siéntate….
El que ahora nos odiemos no implica que no podamos compartir una taza
de café con la misma propiedad gentil de aquellos buenos tiempos…
Como te decía…
Hoy no quise guardarte ningún duelo…
No empecé a extrañarte con amargura ni con recelos.
No..
Siento una gran indiferencia, y me espanta el saberlo…
Y preferí quedar como el más vil de los patanes para que te fueras
tranquila por el otro lado del sendero…
No tengo intranquilidades por aclarar lo sucedido.
Por algo es que pasó… Por algo, ambos nos rendimos.
-Yo no me rendí…
-Si lo hiciste… Te rendiste a los pies de los clichés de una relación
que solo se sostenía por el sexo y por una malentendida necesidad de
pertenencia, que derivo en reclamos absurdos por la misma naturaleza torcida
que nos llevó a conocernos…
Y yo…
Bueno…
Yo no me rendí exactamente…
Simplemente yo seguí siendo lo que soy desde hace tanto tiempo…
-No lo entiendo…
-Y es precisamente por eso que dudo que volvamos a encontrarnos de
nuevo, o al menos, a que intentemos reconocernos debajo de la piel o los
disfraces que esos despiadados dioses nos otorguen para disfrutar con nuestro
vibrante sufrimiento.
Lo que si se es que tú vas a tallar tu historia con fuego en las rocas
primigenias de este universo.
Por mi parte, la inmortalidad a la que aspiraba, muere con esta
despedida a la que nos vemos forzados a llegar entre un mar de dudas y algunos
desconsuelos.
Si…
Honestamente me asusta un poco eso….
Pero es el precio a pagar por dejarte libre de mi “yugo”, si es que así
te parece bien creerlo.
-¿Tú ya no quieres encontrarme otra vez? Quizá en la siguiente vida no
volveremos a cometer todos los errores que traemos arrastrando…
-Por favor… No seas ingenua… No insultes tu inteligencia…
Si acaso evitáramos los errores que ya cometimos…
¿Qué caso tendría entonces coincidir una vez más?
-Qué triste que pienses así…
-Adiós trigueña mía…
Adiós, y olvida con premura que yo te conocí..
@EscritorCronico ® 2019