miércoles, 25 de marzo de 2020

Claro que te deseaba...


Claro...
Te deseaba con una fuerza
de la cual no tienes idea...

Con esa misma fuerza y determinación con que las aguas
encuentran su camino cuando se desbordan con ímpetu
por tus veredas y tus campos exquisitos.

Claro...

Con una desesperación los deseos que no tiene nombre
porque en ti se han creado,
porque en ti y para ti se manifestaron
cuando tus manos me llevaron a tus muslos imperfectos,
de esos que te daban pena por las estrías que los tapizaban,
pero que para mi eran lineas de vida
de una mujer maravillosa y que no tiene que avergonzarse de nada.

Porque eras de belleza natural...
Si...
Genuina y sin falsos tapices.
Porque me permitiste descubrirte y entender el porque
de cada una de todas tus dolientes cicatrices.

Si...
Te deseaba con el poder de las tormentas mas salvajes
que entre tus muslos hervían de placeres despiadados.
Con la fragancia de tus senos con pezones diáfanos
y de matices almendrados.
Te deseaba casi con una furia inaudita...
Con una lujuria cruda, celestina,
y que era frenéticamente bienvenida
cuando me montabas y mis muslos vapuleabas
con tus nalgas carnosas, macizas, de musa y diosa de carne que crepita.

Claro...
Te deseaba, ( y aún lo hago) con el hambre animal que en mi habita...

FAUSTO MORALES (R) 2020


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Claro que te deseaba...

Claro... Te deseaba con una fuerza de la cual no tienes idea... Con esa misma fuerza y determinación con que las aguas encuentra...