Eran...
Auténticas....
De naturaleza genuina y admirable...
Pero eran reservadas... Silentes...
Se sabían poseedoras de sabiduría misteriosa
y de dones maravillosos que las separaban de la demás gente.
Yo las conocí durante mis años mozos.
En aquellos años de locuras incomprensibles, donde mi audacia superaba mi sentido común al momento de tomar decisiones y de hacer las cosas.
Hasta ahora me doy cuenta...
El tiempo parecía haber hecho un pacto con ellas.
A pesar de los velos oscuros, se notaba lozanía imperturbable en sus rostros petreos.
Y había una belleza extraña...
De esas que perturban las noches y se te quedan grabadas en el alma...
Como ya dije antes...
No tenia sentido común en aquellos años tempraneros de mi existencia.
Y por cosas de la vida...
De una de ellas me enamoré con locura inaudita...
Las ancianas del pueblo me decían en voz baja:
"Ten cuidado de ellas, muchacho.
No sabes en donde te estas metiendo.
Son mujeres de pecados siniestros. Son las musas de satán, no lo dudes ni por un momento".
No se si fue por curiosidad o por el animo de las juventudes que no saben medir los riesgos...
Pero me hundí en los brazos y en los pasos de uno de los vértices de aquella triada...
Y si...
Ellas eran diferentes...
Ellas estaban destinadas a cambiar el rumbo de la tierra..
Supe que tenían mas tiempo que las mismas abuelas que las crucificaban.
Si... Eran musas...
Pero del ancestral conocimiento.
Entraban en comunión con el mismo universo a traves del dolor y del placer que había en sus sexos.
Porque para ellas era un lenguaje que debía usarse para encontrar el camino a la trascendencia.
Si... Tuve los placeres mas insensatos que hasta hoy he conocido, pero me permitieron beber de la fuente de sus saberes antiguos...
Pero no tuve la fuerza ni la entereza suficiente para recorrer junto a ellas semejante camino...
Era natural que mi momento a su lado fuera demasiado breve...
La vida me llevo por rumbos distintos y amaneceres diferentes...
Las abuelas murieron...
El pelo ahora se me esta encaneciendo...
Hace poco volví a los terruños aquellos de mis juventudes extrañas...
Indudablemente mis pasos me llevaron a detenerme por un instante en el frente de la puerta de aquella triste y abandonada casa donde probé en mano de una mujer (o de varias) un bocado de la eternidad en la que ellas viajaban...
Supe que hace décadas solo habitaban esas paredes las historias aterradoras con que los vecinos asustaban a los niños de aquella calle triste y olvidada por el tiempo.
Sentí un escalofrío familiar recorrer mi espalda..
En una de las esquinas estaban ellas...
Imperturbables... Lozanas... Aun extrañamente bellas...
Y yo con la misma incertidumbre...
Y con humildad...
Di la vuelta y seguí mi camino, murmurando apenas sus nombres....
@EscritorCronico (R) 2019
jueves, 18 de julio de 2019
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