Claro...
Te deseaba con una fuerza
de la cual no tienes idea...
Con esa misma fuerza y determinación
con que las aguas
encuentran su camino cuando se
desbordan con ímpetu
por tus veredas y tus campos
exquisitos.
Claro...
Con una desesperación los deseos que
no tiene nombre
porque en ti se han creado,
porque en ti y para ti se
manifestaron
cuando tus manos me llevaron a tus
muslos imperfectos,
de esos que te daban pena por las
estrías que los tapizaban,
pero que para mi eran lineas de vida
de una mujer maravillosa y que no
tiene que avergonzarse de nada.
Porque eras de belleza natural...
Si...
Genuina y sin falsos tapices.
Porque me permitiste descubrirte y
entender el porque
de cada una de todas tus dolientes
cicatrices.
Si...
Te deseaba con el poder de las
tormentas mas salvajes
que entre tus muslos hervían de
placeres despiadados.
Con la fragancia de tus senos con
pezones diáfanos
y de matices almendrados.
Te deseaba casi con una furia
inaudita...
Con una lujuria cruda, celestina,
y que era frenéticamente bienvenida
cuando me montabas y mis muslos vapuleabas
con tus nalgas carnosas, macizas, de
musa y diosa de carne que crepita.
Claro...
Te deseaba, ( y aún lo hago) con el
hambre animal que en mi habita...
FAUSTO MORALES (R) 2020